Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo. Resulta inimaginable pensar que donde había una montaña de basura que crecía a su gusto, sin límites, hoy por hoy, funcione una huerta comunitaria que luce radiante sus vitales tomates, fruto, literalmente, del esfuerzo en conjunto, y de las manos laboriosas que se movieron para cambiar el paisaje del barrio.

En calle Ugarte y las Vías hace tan solo unos meses atrás, en esa esquina, bordeada por las vías del ferrocarril, yacía un rejunte de bolsas de nylon, y desechos que se acumulaban sin parar, roedores sumado al olor nauseabundo que desplegaba, que impedía que la gente que allí vive pueda disfrutar del espacio.
Finalmente se le encontró una solución. Se inició el proceso de construcción de la huerta. Un antes y un después para la gente del distrito centro.

En comunicación con el móvil conducido por Gustavo Canal para el Programa Radial El primero a la Mañana por Radio Alfa (96.1), se dialogó con Cecilia Lovizio integrante de la Huerta en la Vía una vecina comprometida con la naturaleza.

«Y así fue, que con mucho trabajo en el medio, lo que en un momento fue un sueño finalmente se concretó y aquella intersección de Ugarte y Vías del ferrocarril dejó de ser un punto donde se arrojaba basura, para transformarse en un espacio colectivo de encuentro». «La gente lo disfruta de otra manera, hoy en día hay un camino donde las personas pasan y se interesan», Cuenta Cecilia.

“Empezamos a curar la tierra, empezamos a limpiarla, trajimos tierra nueva sumamos compost y fuimos con los vecinos sumando espacio. La huerta en la vía es tal vital como la vida misma está formada por personas. En un tiempo hubo mucha gente que venía y no podía irse a otro lado por tema de la pandemia, y fuimos trece personas la que arrancamos a trabajar en La Huerta en la Vía, así realizamos la primera reunión de la Pachamama “. Comentó Cecilia

“La Pacha es como se presenta el lugar donde vivo recuerden que cuando silenciaron a los abuelos indígenas, cuando callaron los cantos ancestrales el agua, las piedras, comenzaron a cantar”…. al ritmo de una copla Cecilia expresó Viva La Pachamama.

La huerta no sólo resinificó un predio olvidado, sino que además lo convirtió en un espacio de producción en donde los vecinos interesados mantienen sus parcelas, y se pueden llevar lo que producen, o hacer degustaciones grupales, donde comparten lo producido entre todos.

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