En el último día hábil de su mandato, el gobierno de Alberto Fernández dejó subir el dólar oficial de referencia a $400,50 y el mayorista a $385. Al mismo tiempo, grandes cadenas de supermercados se preparan para remarcaciones en alimentos que van desde el 15% al 20%.

La tensión cambiaria, propia en Argentina de un cambio de gobierno, se da después de la devaluación del 22% que aplicó Sergio Massa tras perder las PASO y a días de que el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, dijera que le parece “razonable” un dólar a $650, lo que disparó operaciones a futuro de $500 para el lunes.

En ese marco de especulación sobre el valor de la divisa, las cadenas de supermercados se preparan para ajustar precios de alimentos, en un contexto en el cual la secretaría de Comercio a cargo del saliente Matías Tombolini autorizó subas del 8% a principios de este mes, luego de habilitarles un 12% el lunes 20 de noviembre.

A eso, ahora con el cambio de política se esperan subas de entre el 15 y el 20%, en previsión de una devaluación y en un contexto en el cual, como anticipó el propio presidente electo Javier Milei, el nuevo gobierno no intervendrá en la fijación de precios, cuestión que dejará librada al juego libre de oferta y demanda.

De ese modo, a las subas hasta principios de mes, se sumarán estas, con lo que el impacto será de al menos 45% en un mes.

Un punto también importante es la brecha de precios entre los grandes supermercados y las pequeñas superficies comerciales, los llamados súper “chinos” y los almacenes y pequeños supermercados de barrio. Algunas estimaciones ubican esa brecha entre el 40% y el 100% según el producto.

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