En el marco de las actividades de la Red de Cuidados, Derechos y Decisiones en el Final de la Vida, la diputada del Frente de Todos Mara Brawer encabezó una mesa de debate con especialistas acerca del derecho a la eutanasia.

En nuestro país, son cinco los proyectos presentados para permitir que las personas que quieran terminar con su vida sean asistidas para hacerlo de manera medicamentosa y sin dolor.

«Tenemos que empezar a hablar de estos temas. Tenemos el derecho a decidir cómo terminar nuestra vida, el derecho a decirle no al sufrimiento», expresó la legisladora.

«Sabemos que es un tema complejo, que existen tabúes, pero es necesario que la Argentina avance en la consagración del derecho sobre la interrupción de la vida cuando el sufrimiento es irreversible», sostuvo Brawer y remarcó la dificultad de tratar el tema cuando «no se quiere hablar de la muerte», ya que «está muy atravesada por las religiones que a veces ponen el sufrimiento como un valor».

El proyecto lleva el nombre de Ley de Muerte Voluntaria Médicamente Asistida -ya tiene las firmas del vicepresidente de la comisión de Salud de Diputados, Daniel Gollan, así como las de Pablo Carro, Hugo Yasky, Claudia Ormachea, Carolina Gaillard, Susana Landriscini, María Rosa Martínez, Itaí Hagman y Lisandro Bormioli- y fue elaborada en conjunto con la Red de Cuidados, Derechos y Decisiones en el Final de la Vida, que integran investigadores del CONICET.

El proyecto establece que las personas mayores de 18 años, plenamente capaces que «a causa de una enfermedad grave e incurable, de una lesión, o de un padecimiento crónico grave, progresivo e imposibilitante, estén sufriendo intensos dolores o padecimientos psíquicos, o una condición de gran dependencia y disminución de su integridad, que a juicio de la persona resulten indignos o intolerables» puedan pedir (teniendo toda la información disponible acerca de tratamientos paliativos disponibles) terminar con su vida.

El texto reconoce dos modalidades: la eutanasia, que implica la «administración directa al/a la paciente de una sustancia que provoca la muerte, por parte de un/a profesional de la salud competente»; o el suicidio asistido, que es la «prescripción o suministro al/el paciente por parte del/ la profesional de la salud de una sustancia letal, de manera que se la pueda auto administrar para causar su propia muerte».

«El caso de la eutanasia y el suicidio asistido es el derecho a tener derechos en algún momento de la vida o de situación vital, de dolor o sufrimiento subjetivamente insoportable e irreversible. Esta distinción entre dolor y sufrimiento es importante porque el dolor físico, por ejemplo con los tratamientos paliativos es controlable, pero más allá de ese control hay un sufrimiento que para quienes lo padecen es insoportable», afirmó en la mesa de debate en Diputados Mario Pecheny, vicepresidente de Asuntos Científicos del CONICET.

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