Será a las 18:00 y estará presidida por el obispo de la Diócesis de San Nicolás, monseñor Hugo Santiago. Participarán los sacerdotes de las diferentes ciudades. 

Tal como lo establece la liturgia cristiana, este miércoles se desarrollará en la Catedral de San Nicolás la Misa Crismal. 

Los sacerdotes de las parroquias de las ciudades de San Nicolás, Ramallo, Pergamino, San Pedro, Capitán Sarmiento, Bartolomé Mitre (Arrecifes) y Salto, Colón, General Arenales y Rojas se reunirán a las 18:00 para participar de la misa que celebrará el obispo diocesano, Hugo Santiago.

Promesas bautismales

En la Misa Crismal se renuevan las promesas sacerdotales y se bendicen los oleos sagrados que al término de la misa los párrocos recogen para llevar a las parroquias, desde donde se los administra para la recepción de los sacramentos del bautismo, la confirmación y la unión de los enfermos.

La Misa Crismal quiebra la monotonía, y con blanco color litúrgico, el Obispo se congrega en la Catedral con su presbiterio y fieles.

Crisma

La Misa Crismal es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Obispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.

El Santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, es dado a una persona junto con sus carismas el día del bautismo y de la confirmación y en la ordenación de los diáconos, sacerdotes y obispos.

La palabra crisma proviene de latín ‘chrisma’, que significa unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra. También son ungidos los obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental.

La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la consagración, los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa «el ungido del Señor». El crisma se hace con aceite y aromas o materia olorosa para significar «el buen olor de Cristo» que deben despedir los bautizados.

Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados se vigorizan, reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar al mal, antes de que renazcan de la fuente de la vida en el bautizo. Este aceite es un jugo untuoso de color verde amarillento que se extrae del olivo o de otras plantas.

De los enfermos

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados. El aceite simboliza el vigor y la fuerza del Espíritu Santo. Con este óleo el Espíritu Santo vivifica y transforma nuestra enfermedad y nuestra muerte en sacrificio salvador como el de Jesús.

Por lo general antes de comenzar la celebración de la Cena del Señor se reciben solemnemente estos santos óleos consagrados en la Misa Crismal por el Obispo reunido con el presbiterio. En una procesión solemne los óleos son llevados en tres ánforas preciosas que se guardan en un lugar previamente destinado dentro de la Iglesia.

Fuente La Opinión

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