La pandemia ha dejado consecuencias en distintas dimensiones y el retraso en el cumplimiento de los esquemas de inmunización que impacta directamente sobre la mayor incidencia de enfermedades inmunoprevenibles es una de ellas. El conjunto del sistema sanitario observa con preocupación el hecho de que las metas de inmunización estén por debajo de lo deseable y que lo sucedido durante la emergencia sanitaria por Covid-19 empiece a expresar sus implicancias. Hay una circulación adelantada de virus respiratorias -propiamente estacionales- y enfermedades que cursan con mayor virulencia. También se advierte un incremento de casos de patologías como la meningitis, algo que se atribuye a una mayor cantidad de población susceptible debido a que durante la pandemia prácticamente se interrumpió la vacunación o se demoró en el tiempo.

Estas cuestiones han sido señaladas por autoridades sanitarias nacionales en el último boletín epidemiológico en el que se dedica un apartado especial a analizar el comportamiento que están teniendo algunas enfermedades transmisibles para las cuales hay vacunas preventivas. Aunque la mirada está puesta fundamentalmente en las patologías respiratorias, cuya incidencia crece en esta época del año, también se sigue de cerca la evolución de otras situaciones epidemiológicas. A la par de ello se instrumentan una serie de estrategias orientadas al rescate de los esquemas de vacunación en una acción orientada a que los distintos distritos incrementen sus niveles de cobertura para las vacunas que integran el calendario obligatorio.

En el contexto epidemiológico actual, dada la estacionalidad que implica la circulación de virus respiratorios –virus sinicial respiratorio, influenza, parainfluenza y Sars-COV 2-, actores del sistema sanitario insisten en la importancia de mantener completos los esquemas de vacunación del Calendario Nacional de Inmunizaciones, incluyendo la vacunación antigripal, antineumocócica, contra Bordetella Pertussis, contra Haemophilus Influenzae b y la vacunación contra Covid-19, según las recomendaciones nacionales.

La recomendación sanitaria subraya que deberán administrarse la vacuna contra el neumococo niños y niñas a los dos, cuatro y 12 meses de vida; personas adultas mayores de 65 años (esquema secuencial de dos vacunas); personas de cinco a 64 años con problemas en su sistema inmunológico o con enfermedades crónicas (respiratorias, cardíacas, hepáticas, diabetes, entre otras). Las personas con factores de riesgo pueden presentar orden médica o cualquier documentación que acredite la existencia de dicha condición.

En tanto, contra el Covid-19, deben recibir esquema primario y dosis de refuerzo cada seis meses personas con alto riesgo de enfermedad grave y complicaciones, es decir personas de 50 años o mayores; personas con inmunocompromiso y personas gestantes. Por su parte, deberán recibir el esquema primario, una dosis de refuerzo a los seis meses y luego una dosis de refuerzo anual las personas con riesgo intermedio, o sea menores de 50 años con comorbilidades no inmunosupresoras (enfermedades crónicas y obesidad); personal de salud y personal estratégico. Por último, recibirán un esquema primario completo y un refuerzo anual quienes presentan bajo riesgo, esto es personas menores de 50 años sin comorbilidades.

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