En una sesión convocada para discutir el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) con reformas económicas, las divisiones dentro del gobierno argentino quedaron al descubierto. La vicepresidenta Victoria Villarruel mantuvo su postura firme de incluir el DNU en el temario, a pesar de la resistencia en la Casa Rosada, lo que exacerbó las tensiones con el presidente Javier Milei.

La decisión de Villarruel de permitir el tratamiento del DNU en el Senado generó una reacción enérgica de Milei, quien la acusó públicamente de actuar de manera «unilateral» e «inconsultada». La Casa Rosada expresó su preocupación por esta acción en un comunicado oficial, resaltando las posibles implicaciones negativas que el rechazo del DNU podría acarrear para el país.

La tensión política se intensifica en un contexto en el que la oposición podría hacer valer su mayoría en el Senado, aumentando la presión sobre la Cámara de Diputados, donde la posición del gobierno es más débil. A pesar de los intentos de Villarruel por detener el tratamiento del DNU en la reunión de Labor Parlamentaria, la decisión quedó en manos de los presidentes de los bloques opositores.

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