A los pocos minutos de haber asumido el control del Ejecutivo nacional, el presidente Javier Milei habló frente a sus seguidores en la explanada del Congreso y afirmó que se da “por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive”. En un largo discurso, sus frases más importantes fueron:

“Hoy comienza una nueva era en la Argentina, hoy termina una larga era de declive y comenzamos la reconstrucción del país. Los argentinos de manera contundente han expresado una voluntad de cambio que ya no tiene retorno. No hay vuelta atrás”.

“Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros. El kirchnerismo, que en sus inicios se jactaba de tener superávits gemelos, fiscal y externo, hoy nos deja déficits gemelos por 17% del PBI”.

“La solución implica, por un lado, un ajuste fiscal en el sector público nacional de 5 puntos del PBI, que a diferencia del pasado caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado”.

“La conclusión es que no hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock, naturalmente eso repercutirá de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes”.

“Nos han arruinado la vida y nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. No hay plata. No hay posibilidad de un gradualismo. El populismo nos está dejando 45 por ciento de pobres y 10 por ciento de indigentes. El cuadro de situación parece irremontable, por eso no hay alternativa posible al ajuste y no hay posibilidad de un gradualismo porque todos los gradualismos terminaron mal”.

“Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años. Recordemos que en los últimos 12 años, el PBI per cápita ha caído 15% en un contexto donde acumulamos 5000% de inflación; hace más de una década que vivimos en estanflación, por lo tanto este es el último mal trago para iniciar la reconstrucción de Argentina”.

“Argentina se ha convertido en un baño de sangre, los delincuentes caminan libres mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas, el narcotráfico se apoderó lentamente de nuestras calles a punto tal que una de las ciudades más importantes ha sido secuestrada por los narcos y la violencia. Se acabó con el siga-siga de los delincuentes”.

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