Durante la reciente Semana Santa, el turismo en Argentina floreció como nunca antes, convirtiéndose en un punto de luz para el sector. Más de 3 millones de visitantes recorrieron el país, generando una inyección económica de $631.667 millones. Este auge turístico superó las proyecciones, marcando un incremento del 70% respecto al año anterior y estableciendo un récord histórico.

El impacto económico directo fue notable, con un gasto promedio diario por turista de $47.913, un 16,1% más alto que el año previo, ajustado por inflación. Este aumento en el consumo se atribuye en gran parte a la extensión de los días festivos, que brindaron seis días de descanso en comparación con los cuatro días anteriores.

Más allá de las connotaciones religiosas que caracterizan la Semana Santa, los destinos turísticos se desbordaron de una variedad de eventos culturales y recreativos. Los encuentros religiosos fueron el epicentro de la actividad en cada ciudad, pero se complementaron armoniosamente con festivales, competencias deportivas y ferias gastronómicas que atrajeron tanto a lugareños como a visitantes.

Este fenómeno no es un caso aislado en el calendario turístico argentino. En lo que va del año, ya se han registrado dos fines de semana largos, con un total de 5,8 millones de turistas que han inyectado la asombrosa cifra de $984.526 millones en la economía local. Este dinamismo no solo se limita a los confines nacionales, ya que se observa un aumento significativo en el entusiasmo de los argentinos por explorar destinos internacionales, especialmente en países vecinos como Chile y Uruguay, aprovechando las ventajas cambiarias y los beneficios temporales.

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