El impacto de la inflación, que ha aumentado un 276% en el último año, ha generado un cambio en la demanda hacia segundas marcas o marcas «blancas», productos de menor costo que ayudan a reducir el gasto total en las compras.

Los datos oficiales respaldan esta tendencia: el Indec reportó una disminución del 13,8% interanual en las ventas de los supermercados en enero, y del 3,4% en comparación con diciembre. Como resultado, el nivel de consumo en las góndolas ha alcanzado su punto más bajo desde enero de 2017 en términos de cantidades vendidas.

Ante esta situación, los supermercados están ampliando su oferta de productos económicos, especialmente aquellos que llevan la marca propia del establecimiento.

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