En un reciente sondeo realizado en Pergamino, los jubilados expresaron su descontento y preocupación ante la situación económica actual, marcada por la inflación y el aumento de los servicios básicos. Durante una entrevista en vivo para la radio, varios jubilados compartieron sus experiencias sobre el impacto de la falta de aumentos en sus haberes y cómo eso afecta su calidad de vida.

Uno de los entrevistados mencionó: “Yo cobro la mínima y la reparación histórica, pero no me alcanza. Vivo modestamente”. A pesar de haber trabajado toda su vida, señaló que las expectativas de disfrutar de una vejez tranquila se han visto frustradas por la crisis. “Cuando uno es joven y trabaja, piensa que en la vejez podrá descansar, estar en casa con los nietos o viajar, pero hoy eso es imposible”, agregó con pesar. La discusión se centró en las políticas actuales hacia los jubilados, con opiniones divididas. Un jubilado opinó que “este gobierno nos lleva casi a la hecatombe, especialmente a nosotros, los jubilados”. Sin embargo, otro participante destacó que, aunque la situación es difícil, el actual presidente heredó un país “totalmente destruido”, y que es necesario tiempo para ver mejoras.

El debate reflejó las diferentes visiones entre quienes todavía mantienen algo de esperanza y los que sienten que las políticas actuales no les ofrecen salida. El reciente bono anunciado de entre 60 y 70 mil pesos para jubilados fue otro de los temas tratados, y varios opinaron que no es suficiente: “Está congelado desde diciembre, nunca aumentó. Necesitamos más apoyo”, dijo uno de los entrevistados. El enojo y la frustración fueron evidentes en las palabras de muchos, quienes lamentaron la pérdida del poder adquisitivo, la creciente dificultad para pagar servicios como la luz y el gas, y la sensación de haber sido abandonados por las autoridades.

La sensación general fue de desesperanza, pero algunos aún conservan una pequeña llama de optimismo: “Lo último que se pierde es la esperanza”, concluyó uno de los jubilados. Este tipo de debates, aunque cargados de emociones, permiten entender de manera más cercana la realidad que viven muchos jubilados en Pergamino y en todo el país. El intercambio de ideas entre ellos demuestra la diversidad de pensamientos, pero también un sentimiento común: el deseo de tener una vejez digna.

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