Una cálida jornada en la plaza Atahualpa se convirtió en el escenario perfecto para una iniciativa muy especial: la posibilidad de cambiar la vida de decenas de perros que llevan años esperando una familia. Con el lema “una cucha propia”, el evento organizado por un refugio local no solo ofrecía la oportunidad de adoptar, sino también de brindar amor y hogar a aquellos animales que más lo necesitan.

“Ellos disfrutan, imaginate que salen de los caniles, vienen a pasar un rato al sol, con mimos… ¿Qué más pueden pedir?”, comenta Fernanda, una de las encargadas del refugio. El entusiasmo es palpable, tanto en los voluntarios como en los adoptantes que se acercan con la esperanza de encontrar un nuevo miembro para sus familias. Y no solo se trata de perros: la jornada también incluye vacunación antirrábica gratuita para perros y gatos, y charlas sobre tenencia responsable de mascotas.

Sin embargo, hay un tema que sobresale en el evento: los perros negros. Aparentemente, estos animalitos tienen un reto adicional cuando se trata de ser adoptados. “No son fotogénicos”, explica Fernanda. “En las fotos no logran transmitir todo su encanto, y por eso suelen pasar desapercibidos”. Pero en persona, su carisma es innegable, y muchos de ellos han logrado robar corazones en esta jornada. De hecho, uno de los “negritos” ya tiene un hogar asegurado y se irá en las próximas horas a una zona rural, mientras que otro tiene tres adoptantes interesados en llevárselo.

El proceso de adopción es riguroso. No se trata solo de elegir una mascota, sino de garantizar que irá a un lugar adecuado, donde reciba el cuidado y cariño que merece. “Hacemos entrevistas previas, visitamos el lugar para asegurarnos de que esté cerrado y en buenas condiciones, y verificamos que la persona pueda ofrecer las atenciones mínimas de salud y alimentación”, comenta Fernanda. La jornada de adopción no solo se enfoca en encontrarles un hogar a estos perritos, sino también en generar conciencia sobre la responsabilidad que implica tener una mascota.

Muchos de los perros presentes han pasado la mayor parte de su vida en el refugio, algunos por más de cinco años. Para ellos, encontrar una familia no solo significa una nueva oportunidad, sino también la posibilidad de experimentar el calor de un hogar nuevamente, tras haber sido víctimas de abandono o maltrato. Este tipo de eventos no solo beneficia a los animales, sino también a las personas que se animan a adoptar. “Si necesitas alguien que te cuide, un perro es lo mejor. Si necesitas amor incondicional, un perro también es la respuesta”, comenta uno de los voluntarios.

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